El verano pasado hablaba con un amigo y me preguntó cuál era el mejor instituto católico de Estados Unidos. Mientras reflexionaba, le pregunté por qué quería saberlo. Su respuesta fue fascinante. Me dijo que su hija había superado con creces el plan de estudios de la escuela diocesana local al final del primer año y que, dada la nueva posibilidad que tenían él y su mujer de trabajar desde casa, iban a trasladar a su familia de seis miembros a la ciudad que consideraran que tenía el mejor instituto católico del país.

Cuando le expliqué que su instituto local podía ofrecer varios cursos de matemáticas de alto nivel, como Cálculo AP® AB y BC, Informática AP® A o Estadística AP®. Dijo que si el instituto añadía algunos de esos cursos, se quedaría.

Desgraciadamente, el colegio no añadió los cursos y en su lugar mantuvo su plan de estudios tradicional. Y como habrás adivinado, mi amigo se mudó con su familia a otra ciudad y a un instituto católico que tenía un programa de matemáticas mucho más sólido.

Por desgracia, no es la primera ni la única vez que oigo esta preocupación. Las escuelas católicas respondieron heroicamente durante la pandemia y, por primera vez en más de dos décadas, hemos visto un crecimiento de las matriculaciones en todo el país, ¡y muchas escuelas con las que trabajamos están al límite de su capacidad y con listas de espera!

Sin embargo, para que esta tendencia continúe, las escuelas católicas no sólo deben aceptar la "elección de escuela", sino también el deseo de los padres y alumnos de "elegir curso". Se trata de un nuevo movimiento de las escuelas para ampliar su oferta de cursos y atraer y retener a una gama más amplia de estudiantes que la que puede ofrecer un catálogo de cursos tradicional debido a sus limitaciones inherentes. Además, dada la escasez de profesores a la que se enfrenta este país, muchas escuelas simplemente no pueden encontrar un profesor para ciertos cursos. Mediante el uso de plataformas como Catholic Virtual, los colegios pueden ahora ofrecer cursos de matemáticas de nivel superior, mandarín, codificación o ciberseguridad, incluso si sólo un par de estudiantes están interesados.

Por ejemplo, conocí a una estudiante de un instituto católico de Nueva Jersey que quería matricularse en el Rochester Institute of Technology (RIT). Sin embargo, para matricularse necesitaba haber cursado Cálculo y su instituto no lo ofrecía. Pero pudo cursarlo por Internet. Durante su curso de matemáticas programado, simplemente fue a la sala multimedia y trabajó en el curso asíncrono. Un profesor a distancia apoyó y facilitó su aprendizaje supervisando su ritmo, corrigiendo sus tareas y respondiendo a sus correos electrónicos y chats en línea. Esta estudiante no sólo obtuvo buenos resultados en el curso, sino que consiguió entrar en el RIT y recibió una beca académica completa.

Es esta visión innovadora y centrada en el alumno la que se necesita en este momento para que las escuelas católicas aprovechen este momento. A medida que vamos saliendo de esta pandemia, los alumnos y los padres se han ido apropiando más de su educación y las familias exigen más opciones en sus cursos.

Puede obtener más información sobre el movimiento de elección de cursos en nuestro podcast con Jeb Bush(https://podcasts.apple.com/us/podcast/episode-1-jeb-bush/id1591280216?i=1000584983835), que lleva más de diez años defendiendo el aprendizaje en línea y la elección de cursos.